Espaço Em Branco ©

Llevo chapas pequeñas que indican lo que pienso. Se pueden intercambiar para pensar otras cosas nuevas, diferentes, iguales o incluso contrarias de cada vez. Escucho la música que otros me dicen. Toda mi vida he odiado las gafas, desde que me llamaban "gafotas" en el colegio, y ahora que por fin me he operado la miopía me he comprado unas gafas de sol enormes de pasta con lentes oscuras para ir a la playa. Soy un transgresor! A mí me gustan los discos que me dicta la Mondosonoro. Y los que no me gustan me gustan también porque así tengo de qué hablar cuando me escondo en los baños para infiltrarme polvos mágicos y así ganar autoridad moral.

Últimamente leo capítulos sueltos de libros, extracto las palabras llamativas y las uso en contextos imposibles. Me va de cine! Ahora siento que me respetan por lo que digo (aunque a mí realmente no me importe lo que piensen los demás), así que he empezado a comprar cada mes las novedades del catálogo de la FNAC. Me rebajaban pasta si los pedía por Internet e incluso me los traían gratis a casa, pero todo el mundo sabe que lo importante es que te vean por la calle con el libro en la mano o con la bolsa de la FNAC. Con esos aires de apoyar la causa palestina que me he granjeado, a veces parecen mirarme y pensar: qué culto, el cabrón! qué indie! Hace poco me he auto-regalado un marcapáginas revestido en plata, para que se note aún más que estoy en el proceso de lectura. Eso es lo más importante, que la gente piense que siempre estás "en proceso de". Te da, no sé... como credibilidad o algo. Me encanta proyectar versatilidad.

Acabar las cosas que se empiezan puede ser peligroso. A mí me da miedo, vamos. No me atrevo mucho. Por eso lo de los capítulos sueltos que decía, ser incapaz de conectar las ideas y formarme una opinión propia es ideal. Es como... no sé, más auténtico. Más de decir, de ser la verdad. Después leo lo que diga cualquier opinador en algún magazine cultural de los domingos y a correr! calco sus críticas y las repito en mis charlas informales mientras fumo la marihuana bru-tal que me ha traído del último pueblo de mierda uno de esos amigos comprometidos con el tercer mundo que tengo. Siempre hay que tener uno de esos. Que te hablen de los negros y del hambre. Increíble! Nunca pensé que pudiese divagar tan frívolamente sobre la pobreza y la injusticia. Dios mío! Nunca pensé que podría llegar a utilizar la expresión "divagar frívolamente". No es genial?

Me llevo el portátil (un Mac) a los "cafés" con wi-fi y consulto en el correo mensajes antiguos para ver cómo pensaba antes y así conocerme más y mejor a mí mismo. Llevo tiempo intentando ser diferente, pero no me dejan los niñatos esos que enseguida se compran lo que a mí me gusta. Lo que me ha gustado siempre. He pasado por las Converse, por las Vans, las Victoria, los Jotajayber y ya no sé qué más hacer para demostrar mi independencia... joder! Hasta he eliminado mi cuenta de Facebook porque ahora "no tener" resulta mucho más moderno. Y nada. Una mierda. Ojalá inventasen un móvil con marcación de rueda... Me encanta lo ridículamente incómodo. Es como más de estar seguro. Como menos mejor.

Estoy pensando en meterme en terapia por algo, no sé, por ver cómo es. Yo no necesito nada, tengo de todo.

Quieres ser mi amigo barra a?